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Homo Ludus (Spanish edition) - стр. 23


y se ajusta todo, el contrabando es mucho más fácil y rápido que el hacinamiento y el jugueteo de rellenar declaraciones y pasar inspecciones aduaneras. Y el mejor ejemplo es el flujo de drogas de América Latina a Estados Unidos. Parece que la cogen en contenedores a lo largo de toda la ruta y la estrangulan en los lugares de producción, pero no por ello se hace menos… En realidad, lo que digo. Los estadounidenses. Son odiados en todo el planeta, supongo. Es como si se comportaran desafiantemente, viven a expensas de los demás. Bueno, eso es cierto, por supuesto, pero no acaba de caer del cielo. Todo vino de su sistema.

Sistema, eso es lo que estoy diciendo. Todo se hace "científicamente", digamos. Como el Imperio Romano solía ser. Como McDonald's ahora. Es muy sencillo, muy claro, muy bien trabajado. Y, lo más importante, hay reglas generales que hay que respetar. Por ejemplo, en el sistema de gobierno de Estados Unidos, ese sistema se llama sistema de "frenos y contrapesos": un órgano no deja que el otro sobrepase sus límites, y todo el aparato del Estado está impregnado de esta manera. Lo mismo ocurre con el sistema judicial y con las elecciones. Por supuesto, no todo es perfecto, pero a nadie se le ha ocurrido uno mejor.

"Digna", asintió Gustav. El monólogo de su interlocutor le satisfacía claramente en la parte de la respuesta, y era evidente que ésta llevaba mucho tiempo formada, pensada, corregida, pero quizá sometida a alguien para que la evaluara por primera vez.

"Así que mi padre, cuando empezó a contrabandear crudo para Franco, también había oído bastante que sus volúmenes no llegarían a nada, porque sólo tenían sentido los volúmenes estatales a gran escala, posibles sólo por medios abiertos, y dijo que cualquier cosa sistémica importaba. Y resultó tener razón… Por supuesto, sus logros no cubrían todas las necesidades, pero era suficiente para sobrevivir en aquellas condiciones, sobre todo cuando sus métodos se aplicaban en distintas direcciones".

Esta vez el irlandés no dijo nada. Estaba claro que estaba de acuerdo. Sólo asintió: su interlocutor le había hecho reflexionar sobre lo que le faltaba en general. Sólo esa sistematicidad. Es decir, estaba ahí, por supuesto, en algún nivel, pero todo estaba fundamentado y desarrollado empíricamente, después de una serie de errores e ideas equivocadas. No había duda de la habilidad y capacidad de Gustav para manipular a la gente y provocar las situaciones necesarias, pero funcionaba caso por caso: no había un objetivo común ni una conexión en todo esto… Pero valía la pena hacerlo.

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