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Homo Ludus (Spanish edition) - стр. 10

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Por la noche, Gustav tenía que ir a Shambala, un club nocturno del suroeste de la capital, donde tenía una cita con Oksana, antigua modelo de una revista de moda y ahora agente inmobiliaria de Smart House, una agencia de viviendas de lujo. Oksana vendía pisos del mismo modo que vendía su cuerpo en las fotos. Y aunque la mayoría de los clientes hacían tratos a través de ella porque querían hablar con la elegante tía buena, cabe destacar que sabía mucho de viviendas de lujo, y podía mostrar un piso como si fuera a montar una fiesta en él con lo que iba a venir después.

Decía abiertamente que nunca se había acostado con un solo cliente, sino que sólo lo insinuaba. Le encantaba la forma en que los hombres miraban sus tacones de aguja, sus largas piernas, su culo con los ojos, queriendo complacerla, sólo para mirarla más allá, perdiendo su tren racional de pensamiento.

A ella misma le interesaban los hombres como Gustave: guapo, inteligente y capaz de mantenerse firme, no de babear en presencia de una mujer como ella.


Hoy esperaba deslumbrarle. Un vestido rojo brillante, dejando al descubierto sus hombros y con un corte desde la rodilla hasta el muslo. Con su plan, él no iba a poder resistirse.

Les reservó una sala privada en la primera planta: un sofá largo, una mesa, ventanas de cristal con vistas a la pista de baile y al karaoke.

Estaban los dos solos. Gustav estaba sentado en el sofá y Oksana tenía un micrófono delante. Ya había dicho varias veces que aún no estaba preparada para cantar esa canción, pero después de beberse casi una botella entera de Asti Martini, puso la canción "Sun" de Ani Lorak.

"…es como separarte de tu alma – Vivir sin ti…"

Oksana cantó. Pensó que era perfecta para la canción. Tienes que estar en el estado de ánimo adecuado para decir esas palabras. Y su aspecto, también.

Pensaba que era perfecta, sobre todo sus piernas. A menudo le gustaba decirse a sí misma, y a veces en voz alta, que quizá tenía mal carácter, pero que tenía unas piernas preciosas. Terminó de cantar y se sentó junto a Gustav. Estaba completamente tranquilo, como si lo que acababa de ocurrir no le afectara personalmente, como si estuviera evaluando a una actriz en una audición.

Colocando la mano en el respaldo del sofá y tocando ligeramente el hombro de ella, Gustav acercó los labios a su oído y le dijo suavemente: "¿Y cantas a menudo esta canción?"

"No." Oksana sonrió ligeramente, sin girar la cabeza. – Muy pocas veces… Es mi favorita".

– ¿Sólo en ocasiones especiales? ¿O cuando le apetece?

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