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Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha - стр. 25

–No niego que no sea cosa de risa ―replicó don Quijote―, pero no de contarse, que muchas personas no saben ser discretas.

–En adelante ―dijo Sancho―, solo hablaré para manifestarle mi respeto como a mi amo y señor.

Capítulo XVII

La aventura del yelmo de Mambrino

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Comenzó a llover un poco y Sancho intentó resguardarse en el batán, pero don Quijote no quiso entrar para olvidar la pesada burla. Cogieron el camino que habían traído el día anterior y, al poco rato, descubrió don Quijote un hombre a caballo que traía en la cabeza una cosa que brillaba como si fuera de oro. Se volvió a Sancho y le dijo:

–Me parece, Sancho, que se va a cumplir aquel refrán que dice: «Donde una puerta se cierra, otra se abre». Digo esto porque, si no me engaño, viene hacia nosotros uno que trae en su cabeza el yelmo de Mambrino.

–Mire vuestra merced bien lo que dice y lo que hace ―dijo Sancho―, no se vaya a engañar.

–¿Cómo me puedo engañar? ―dijo don Quijote―. ¿No ves tú a aquel caballero sobre un caballo negro que trae en la cabeza un yelmo de oro?

–Lo que yo veo ―respondió Sancho― es un hombre sobre un asno que trae en la cabeza algo que brilla.

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